jueves, 13 de diciembre de 2007

Sobre el video prohibido de Primer Plano

El actual modo de producción ha moldeado al ser humano para convertirlo en un autómata que sobrevive sólo para complacerlo. La muestra más cruda es el excesivo grado de libertad que ha enajenado a sus súbditos para otorgárselo al dinero y a las mercancías. Así, la libertad es temida por el ser humano, huye de ella como si fuese una peste, el ser humano prefiere ser ordenado, sometido en razón de lo que cree juega a favor de su seguridad. Domesticado así, el ser humano también puede ser un peligro cuando es dejado en estado de libertad: aflojadas las cadenas que lo atan puede dañar a alguien en su rápida y brusca estampida.

A los conductores de “Primer Plano” les ha sucedido algo parecido. En estado de libertad, sin editores, sin camarógrafos profesionales, sin director que los enmarque, sin maquilladores que los acicale, se han comportado como las bestias que son. Ustedes son el mejor ejemplo de lo que esta sociedad ha hecho con el ser humano y, a la vez, son la justificación de aquella opinión, tan arraigada en ustedes mismos, que cree que el ser humano sin ataduras tiende al libertinaje más que a la libertad. Sin embargo somos optimistas en un punto, creemos que así, como han actuado, han saboreado el gusto de hablar con sinceridad y de decir la verdad. Nos alegramos por ustedes. Hoy, además, creemos en todas vuestras palabras, creemos, por fin, que ustedes han dicho una verdad, aunque, no obstante, discrepamos en el modo en que la han expuesto.

Hoy vuestra víctima ha sido Carola Julio: una amiga vuestra, la esposa de vuestro asqueroso patrón (¡cuidado chicos! hacer esto es peligroso, la cesantía no es grata para nadie, mucho menos en el mafioso mundo en el que ustedes se ganan el pan). Pobre Carola ¡qué amigos tienes! No ha sido la mejor manera, pero ya te has enterado de lo que piensan de ti, y eso tiene su gracia. Estos malagradecidos, los mismos a los que, de seguro, les has abierto las puertas de tu casa, creen que lo que tienes te lo has ganado abriendo otras cosas. ¡Qué sorpresas nos hemos llevado con ellos! Y no hablamos del lenguaje que han utilizado, en nuestros barrios hasta los niños se expresan de ese modo, pero ellos saben, por lo menos, que a los que son considerados amigos no se les trata en esos términos.

Francisca: tú que frente a las cámaras eres la defensora de las mujeres agredidas, hoy, agredes a otra. ¿Acaso no crees que las malas palabras que has proferido contra una mujer no son las mismas que han dicho muchos femicidas antes de cometer los crímenes que tanto dices aborrecer? Hablar como los rotos no es ninguna gracia para tu clase social, para nosotros son todos unos malparidos, pero tú les debes compromiso.

Julián: tú que casi por instinto atacas a esos nazis mestizos aún más idiotas que tú ¿no crees que te has comportado como uno de ellos? ¿Qué irán a decir de ti en la sinagoga? Por lo menos en tu deficiente pronunciación nos has confidenciado un sabroso dato: no sabíamos que tu patrón vive tan atemorizado como para pagar guardaespaldas.

Jordi: casi, sólo casi, tu voz por fin dice algo de peso. ¿Comprendes de verdad que lo que vendes es tu tiempo? Te informamos que, efectivamente, mientras Danús sea tu amo, tu tiempo sí le pertenece y, por añadidura, también a su esposa. Por otra parte, no creemos que sean apropiadas tus incontrolables muestras de aprecio no por el sexo masculino, sino sólo por lo que lleva entre las piernas. Allá tú, pero no se ve bien que toda vez que alguien pronuncia la palabra “miembro”, aunque se esté refiriendo a una parte de un todo que está unida a él, saltes de tu asiento gritando “¡¿quién dijo miembro?! La obtusa creencia de que los homosexuales son promiscuos se fundan en conductas públicas como éstas. Un poco de respeto por tu pareja, por favor.

Pamela: de ti nunca hemos esperado otra cosa. Es evidente la represión que ejerces contra tu naturaleza cada vez que hablas. De todos modos, nada de lo que digas o hagas será más grotesco que tus implantes. Debes saber también, que grabar un video no es lo mismo que hacer una fotografía. El video nunca se graba girando la cámara. ¡Vamos, que trabajas en televisión!

Por último, tenemos la obligación de reconocer que nos agradan estas situaciones. No hay que ser superdotado para comprender que la farándula es un sistema que se absorbe o se vuelve contra sí mismo, que se muerde la cola. Aquél es el primer rasgo de desaparición de un sistema. ¡Así que cuidado! Como en vuestro mundo nada sucede por azar -nunca nos creeremos las mil y una hipótesis acerca del cómo se filtró este video-, no vaya a ser que esto que hoy nos entretiene tanto, y que ustedes seguramente comenzarán a otorgarle tintes de fatalidad y arrepentimiento, les haga salir el tiro por la culata. No vaya a ser que se queden pateando piedras.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Los dos Marcelos

El robo es un –indeseado- mecanismo de regulación de las riquezas. Cuando el dinero se encariña sólo con algunas pocas personas, el resto, celoso, inquiere en las formas de ganar su monogamia. Estos últimos han sido tan embrutecidos por eso que no tienen, como aquellos que, aún peor, gozan de sus beneficios.

“Ganarse el pan” o “ganarse la vida” son locuciones que ya casi pierden su sentido. Hoy, hay que ganarse la 4X4, la casa de lujo, el status o, simplemente, lo que aparente todas las anteriores. Los publicistas tienen muy bien ganada su pega, hay que crear ilusiones, deseos, estereotipos, sueños y, peor aún, frustración: si no tienes lo que vendo, no existes; si no compras en mi tienda, eres infeliz; si no usas mi tarjeta, no estás vivo. Frente a un mensaje omnipresente y tan explícito ¿qué puede hacer un receptor incapaz de discernir entre ficción y realidad? Simplemente actuar como le han enseñado desde su asistencia primera a la escuela: hacer caso sin cuestionamiento. Ya lo hemos dicho: hay quienes se frustran, pero hay otros, más decididos, que actúan.

Robar a los dos Marcelos no tiene mayor importancia que aquella que le dan unos idiotas más grandes que ellos, los de Las Últimas Noticias. Robar a dos deportistas millonarios es el robo mejor realizado, sólo por debajo del robo a un empresario. Escoger a dos analfabetos millonarios para robarles no puede ser un acto de mayor precisión. Provocarles perjuicios económicos que no alterarán más que el ánimo del día no es más que eso.

Pero, ¿qué tienen en sus cabezas los periodistas de LUN que piensan que a estos tipos se les debe respetar? Nosotros, por nuestra parte, no hacemos más que regocijarnos. Si un robo los dejara en la miseria, si, por aquella causa, tuvieran que trabajar más de ocho horas diarias como el resto de los mortales para ganar eso con lo que no se vive, entonces, nosotros, recién ahí, nos alegraríamos aún más. ¿Cómo luciría un Salas o un Ríos de overol, zapatos de seguridad y casco? ¿Se fijarían en ellos una Ballero, una Larraín o una Sotela? Cuando deban trabajar así, aportando trabajo al resto -y no sólo más aburrimiento-, entonces, tal vez, los sentiríamos parte nuestra. Sólo así, nos dolería que un par vuestro les provocara algún daño. Por ahora, no hacemos más que reírnos de ustedes. Payasos.

jueves, 1 de noviembre de 2007

El Cabro Danús

Ya lo hemos dejado entrever. Farándula es la profesión de los farsantes o comediantes. Por lo menos eso dice la enciclopedia, ese libro aún ignoto para los periodistas de espectáculo. Ese libro nos ayuda en algo más, nos dice: “FARÁNDULA, del al. fahrender, errante, vagabundo”. Y es así como nos hemos sentido: como holgazanes u ociosos que andamos errantes, sin tener domicilio fijo, o sin oficio o beneficio. Nosotros, vagabundos, escudriñamos en la bazofia de esos periodistas, actores, bailarines que, erradamente, como mucho de lo que profieren, se dicen llamar “opinólogos”. Y entre toda esa basura hemos encontrado un pequeño tesoro, entre toda la mierda publicada por la revista “Mujer” de La Tercera, deslumbraba ante nuestra vista un pequeño atisbo de sensatez periodística. Aquel artículo, no se distinguía de los demás contenidos en ese basurero sino sólo por los datos que puede aportarnos acerca de una persona inaceptable: Rodrigo Danús. Quien lo escribe, la conocida Laura Landaeta, por fin hace algo bueno: asemeja a este hombre con lo que pareciera verdaderamente ser: un mafioso como Vito Corleone.

Vamos viendo. Rodrigo Danús es un hombre más feo y con muchísimo más dinero que el chileno medio. Es patrón y marido de Carola Julio, quien, según el artículo, le enseñó a vestirse como la gente.

Danús, en sus propias palabras, estaría recibiendo anualmente, sólo por concepto de publicidad en el programa de su propiedad SQP, algo así como tres millones de dólares (no hay cifras acerca de lo que embolsa desde la Revista SQP ni del programa “Gente Como Tú”, 50% de su propiedad). Citamos a Landaeta: “el plato fuerte de su patrimonio lo compone la empresa que fundó hace seis años; South World Consulting (SWC) socia –entre otras transnacionales- del fondo de inversiones más importante de Latinoamérica, Southern Croos. Y aunque no le gusta hablar de plata, reconoce que sólo en 2006 percibió utilidades por 100 millones de pesos”. Cuando se hable sobre la acumulación de riquezas en Chile y no se nos ocurra ningún apellido, habrá que echar el ojo para este lado.

En su escritorio descansan las fotografías de dos personas importantes para él, una de ellas es la de Augusto Pinochet. Rodrigo Danús, además, es sobrino de un ex ministro de economía del dictador: el general Luis Danús. Fue asesor de Hernán Büchi y, gracias a él, la dictadura militar pagó su MBA en la Universidad de Navarra. Un poco antes, en la Universidad de Chile, Rodrigo Danús fundó el grupo ultraderechista llamado “G-51”. Hace poco se ha asociado con Sebastián Piñera (Costanera Norte) y, así y todo, el tipejo éste planea asociarse también con el diputado Marco Enríquez-Ominami para emitir un ciclo de telefilmes en Chilevisión. (Miguel, nosotros te seguimos respetando).

Quienes lo atacan -no por lo que es- lo hacen sólo porque son sus competidores televisivos. Ellos rumorean que la mitad de los empleados de SQP trabajan sin contrato, que no hay seguros contra accidentes laborales, “y cada vez que alguien ha intentado armar un sindicato sale trasquilado”. No podemos dejar de pensar en el empresario muerto de treinta puñaladas a manos de un empleado que pedía ser contratado. Hay quienes, decididamente, llevan a la acción lo que nosotros, cómodamente, llevamos en el deseo.

Un último antecedente. Junto a Cecilia Bolocco, fue socio del portal Isomos.com. Debido a que Bolocco desatendió los negocios que llevaban en común, Danús, con sangre en el ojo, publicó en la Revista SQP las fotos de la otrora cartuchona reina de Chile practicando felaciones y manoseos a su nuevo amigo Luciano Marocchino (aunque ella sigue maritalmente vinculada a Carlos Menem). Felipe Izquiero, otro derechista, huaso bruto y violento, travesti profesional, payaso que no hace reír a nadie y perro faldero de Cecilia Bolocco, rompe su amistad de años con Rodrigo Danús debido a la publicación de las fotografías, acusándolo de haber hecho una “canallada diabólica”.

Los sabemos, estamos seguros: de aquí a dentro de poco, veremos la horrible cara de Danús impresa en carteles de propaganda política. Éste es el tipo de hombres que cree que, al traspasar cierto umbral económico, se ha transformado en filántropo, en un servidor público, en un creador de buenos empleos, cuando lo que ha hecho, a ciencia cierta, ha sido todo lo contrario.

Citamos por última vez a Landaeta: “Hace seis años (…) el empresario sufrió un accidente en su Porsche que casi le costó la vida y por el que acarrea hasta hoy cicatrices imborrables en su rostro y en su cuerpo”. Por nuestra parte, seguimos creyendo que si dios existe, es fascista.

viernes, 26 de octubre de 2007

Mostrando la hilacha

Automóviles y trajes de lujo, esos que provocan la sensatez de cualquiera, no son sinonimia de éxito. Concedámosle al compañero de Patricia Maldonado y José Miguel Viñuela que, ostentando aquellas mercancías, podrá caminar sin mirar al piso entre personas apellidadas con trabalenguas y de ascendencia genealógica mejor rankeda que la de un simple “Rodríguez”.

Julio César podrá haber alcanzado el status económico que siempre ambicionó, codeándose con miembros de la clase social a la que siempre aspiró y, tal vez para él, eso podrá significar un logro de vida. Bien por él.

Es innecesario escudriñar en sus antecedentes biográficos para comprender su vida. Sólo bastan un par de datos y, luego, encender la televisión. El provinciano que consigue encamarse con una García-Huidobro podrá ser el sueño de algún pibe. Pero terminar traqueteándose con una rucia, en el peor lugar creado por la posmodernidad, es el colmo. Se confirman nuestras palabras.


Las mujeres de esfuerzo, esas a quienes les escasea el dinero y el tiempo para amañar su belleza, esas que se enrumban por las calles de Lota -por cualquier ciudad de Chile- hacia sus lugares de trabajo, cabizbajas, cansadas, esas, no son del gusto de Julio César. Sus preferencias son otras, él gusta de las mujeres que siempre ha visto en televisión. Rubias, taradas, bronceadas, aburridas. ¿Quién da con el perfil? Una bailarina de la “noshe santiaguina”, como dirá una periodista que, por lo demás, también fue “amiga” de Julio César.

Con dinero se puede comprar cosas. Eso bien lo sabe nuestro amigo. Y lo disfruta. Pero, mejor aún, se puede comprar –o arrendar- personas. Eso lo disfruta mucho más.


¿Cómo habrá comenzado todo esto? Con sólo conjeturarlo nos ha dado urticaria. Esperamos, desde lo más profundo de nosotros, que no haya sido con un “oye, ¿por qué no me comprái una piscolita?”.



miércoles, 24 de octubre de 2007

Ad Hominem

Somos idiotas, mas no imbéciles.

Si somos así es gracias, en gran medida, al éxito del proyecto de un grupo de personas que, a costa de nuestro embrutecimiento, ha visto ensanchar sus arcas. Debido a que sólo buscan el beneficio económico, esas personas se organizan como cualquier empresa de esa calaña: hay directores, mandos medios y simples obreros de, lo que ellos creen que es, el espectáculo.

No es casual que digan ser quienes nos entregan entretención, sin embargo, seremos nosotros, ahora, quienes nos divertiremos a costa de ellos.

Nosotros no somos elementos de ese subconjunto que ha sido llamado “periodista de espectáculos”, de hecho, somos un poco más inteligentes. Aún así, sólo nos bastará lo que ellos escriban o digan para tener algo de diversión y, de paso, descubrir lo que realmente son: unos idiotas más grandes que nosotros mismo.

Aparte de los conocimientos propios de un mercader, esas personas no tienen nada claro, ni siquiera comprenden cuál es el blanco de sus críticas y cómo realizarlas. Nosotros sí lo sabemos. Nos comprometemos a atacar sus dichos y actos, pero más aún, y a sabiendas del error argumentativo que cometemos, nos divertiremos atacando sus personas.

El factor fama y el factor dinero es la única razón que levanta cada mañana a estas personas. Su labor es hablar mal de quien sea, excepto de sus anunciantes. Como codiciosos que son, lo quieren todo sólo para ellos. Éstos son los criados de una sociedad inaceptable que, en cada uno de sus dichos, se obstinan en defender. Lo hacen, pero no lo saben. En aquel mundo, la fama es dinero, y el dinero es el centro de gravedad que puede sentar, en una misma mesa de trabajo, a un desclasado como Julio César Rodríguez y a una desagradable pinochetista como Patricia Maldonado, o a una sospechosa izquierdista como Pamela Jiles y a un reconocido fascista como Rodrigo Danús. Con rumores trabajan, y de esos mismos rumores nos valemos.

La sobreabundancia de papel impreso y horas de emisión televisiva dedicados a la farándula es sólo un resultado más de una sociedad dividida en clases y fundada en la propiedad privada. Ahí hay una relación muy estrecha y, ustedes, son los encargados estratégicos de dibujar una sonrisa en el rostro del miserable cada medio día. Hay quienes han explicado esta relación con una fineza que nosotros nunca alcanzaríamos, por eso, no seremos nosotros quienes (di)vulga(riza)remos esos conocimientos. Serán ustedes, mercancías de profesores privados, quienes sabrán descubrirlos.